Panamá, 3 de junio de 2024. Agustino Rivera González y su familia sacaban animadamente sus enseres para aprovechar una lancha estatal y vehículos, dentro de una logística interinstitucional, que colaboraba con su traslado de la isla Gardí Sugdub en la Comarca Guna Yala al proyecto en tierra firme Urbanización Nuevo Cartí, rebautizado como Isberyala.

 El primer día del proceso programado de mudanza se desarrolló temprano en la mañana con un aguacero copioso, y con la presencia en la isla de miembros del Gabinete como los ministros Rogelio Paredes y Roger Tejada, de Vivienda y Ordenamiento Territorial (Miviot) y de Gobierno, respectivamente.

“Como Gobierno, estamos apoyando en esta mudanza. Este es un proceso que permite mudar a los que no cuentan con facilidades. Hay personal apoyando y lanchas”, subrayó Paredes.

A pesar del mal tiempo, Agustino, de 50 años, su esposa Betzaida Mendoza, de 33 años y sus cuatro hijos, en edades de 7, 6, 3 años y una bebé de ocho meses, quienes tienen asignada la vivienda No. 165 en Calle Leonidas Valdés, movían sus enseres, ropas, muebles y un congelador, éste último lo más grande.

“En Isberyala hay espacio para que los niños puedan jugar tranquilamente y sembrar. Mira acá (la isla) tengo ese pedazo de tierra y no puedo sembrar nada. Ahora puedo construir, puedo anexar”, dijo.

Otra familia que antes del mediodía tenía sus pertenencias afuera de la choza en Gardí Sugdub era la conformada por Eustacio Valdés, de 60 años y su sobrino, Isaac Garrido, de 21 años, que en Isberyala serán vecinos, al ocupar las casas 166 y 167.

Afuera de la choza levantada de paredes de penca, piso de tierra y techo de paja, se observaba una estufa, esperando la orden para subirla a la lancha del equipo interinstitucional, apoyado por el Senafront y el Sinaproc.

“Nos hemos reunido, hay una comisión y nos han avisado para tener todo listo y tomar la lancha al puerto Niga Kantule”, expresó Eustacio.

En tanto, Isaac contó sus intenciones de sembrar en el terreno de 300 metros, que contemplan las 300 soluciones de la obra habitacional, productos como plátano, yuca y otoe.

Ellos han subsistido de la pesca, la agricultura y el turismo, al ayudar a los visitantes de Gardí Sugdub a comprar las molas de las tiendas que existen allí.

Ascanio Martínez, de 56 años, se mudó en esta primera fase a la residencia 196 con su madre Eucalis Brown, de 84 años y su sobrina, Charlibeth, de 15 años, pero estuvo esperando que bajara el temporal lluvioso para que no se le mojara el colchón.

“Ya yo sembré mi mata de guineo ahí (en la parte frontal del patio). Acá atrás hay un buen espacio para hacer anexo y estaba pensando sembrar yuca y guandú. He pensado en las hortalizas, aquí pega el pepino. Mañana voy a traer la hoja de cilantro para la sopa”, comentó el guna, quien ya instaló una hamaca en la sala.

Ascanio habla de irse adaptando y siente alegría, porque los niños tienen una cancha de baloncesto, lo que era imposible en la isla caracterizada por el hacinamiento y la falta de espacios.

La familia que ya tiene planes futuros de anexos es la integrada por Dalvis Monteser, de 36 años, quien compartirá el hogar con su madre, su padre y su abuela, de 57, 68 y 79 años, respectivamente.  La casa que les asignaron es la 169.

En un recorrido se observaba en el residencial, entregado el pasado 29 de mayo, a los niños disfrutando de los juegos de los parques infantiles y a los gunas irse adaptando con la colocación de hamacas en los portales.